sábado, 15 de marzo de 2014

Mensaje del Santo Padre del Miércoles de Ceniza

"RASGAD LOS CORAZONES Y NO LAS VESTIDURAS"
Con estas palabras penetrantes del profeta Joel, la liturgia nos introduce hoy en la Cuaresma, indicando en la conversión del corazón la característica de este tiempo de gracia. El llamamiento profético constituye un desafío para todos nosotros, ninguno excluido, y nos recuerda que la conversión no se reduce a formas exteriores o a vagos propósitos, sino que implica y transforma toda la existencia a partir del centro de la persona, de la conciencia.
Somos invitados a emprender un camino en el que, desafiando la rutina, nos esforcemos a abrir los ojos y los oídos, pero sobre todo, a abrir el corazón, para ir más allá de nuestra “pequeña huerta”.
Abrirse a Dios y a los hermanos. Vivimos en un mundo cada vez más artificial, en una cultura del “hacer”, de lo “útil”, donde sin darnos cuenta excluimos a Dios de nuestro horizonte. Y entonces excluimos el mismo horizonte. La Cuaresma nos llama a “despabilarnos”, a recordarnos que nosotros somos criaturas, simplemente que no somos Dios.
Cuando yo miro el pequeño ambiente cotidiano, algunas luchas de poder, por espacios, yo pienso: pero esta gente juega a ser Dios Creador. Todavía no se han dado cuenta que no son Dios.
Y también hacia los demás corremos el riesgo de cerrarnos, de olvidarlos. Pero sólo cuando las dificultades y los sufrimientos de nuestros hermanos nos interpelan, sólo entonces podemos iniciar nuestro camino de conversión hacia la Pascua. Es un itinerario que comprende la cruz y la renuncia.
El Evangelio de hoy indica los elementos de este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna (Cfr. Mt 6,1-6.16-18). Los tres comportan la necesidad de no dejarse dominar por las cosas que aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de cuanto tenemos dentro.
El primer elemento es la oración. La oración es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida, nosotros podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con Él. Ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrían endurecer el corazón, nosotros estamos llamados a zambullirnos en el mar de la oración, que es el mar del amor ilimitado de Dios, para gustar su ternura.
La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración más intensa, más tiempo de oración, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los hermanos, oración de intercesión, para interceder ante Dios por tantas situaciones de pobreza y de sufrimiento.
El segundo elemento relevante del camino cuaresmal es el ayuno. Debemos estar atentos a no hacer un ayuno formal, o que en verdad nos “sacia” porque nos hace sentir tranquilos. El ayuno tiene sentido si verdaderamente mella nuestra seguridad, y también de él deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se hace cargo de él. El ayuno comporta la elección de una vida sobria, en su estilo, que no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón a lo esencial y al compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad frente a las injusticias, a los atropellos, especialmente con respecto a los pobres y a los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia.
Tercer elemento es la limosna: ella indica la gratuidad, porque en la limosna se da a alguien de quien no se espera recibir algo a cambio. La gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que, consciente de haber recibido todo de Dios gratuitamente, es decir sin ningún mérito, aprende a dar a los demás gratuitamente. Hoy con frecuencia la gratuidad no forma parte de la vida cotidiana, donde todo se vende y se compra. Todo es cálculo y medida. La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión de la posesión, del miedo de perder lo que se tiene, de la tristeza de quien no quiere compartir con los demás el propio bienestar.
Con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a despabilarnos del entumecimiento, del riesgo de ir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: “Vuelvan a mí de todo corazón” (Jl 2, 12). ¿Por qué debemos volver a Dios? ¡Porque algo no va bien en nosotros, en la sociedad, en la Iglesia y tenemos necesidad de cambiar, de dar un cambio, y esto se llama tener necesidad de convertirnos!
Una vez más la Cuaresma viene a dirigir su llamamiento profético, para recordarnos que es posible realizar algo nuevo en nosotros mismos y en torno a nosotros, simplemente porque Dios es fiel, es siempre fiel, porque no puede renegar de sí mismo, porque es fiel y sigue siendo rico de bondad y de misericordia, y está siempre dispuesto a perdonar y volver a comenzar de nuevo. ¡Con esta confianza filial, pongámonos en camino!




domingo, 8 de diciembre de 2013

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María

La festividad de la Inmaculada Concepción es celebrada con gran énfasis entre los católicos en la actualidad (de hecho, es patrona de España), pero es una solemnidad oficialmente muy reciente. Fue solemnemente declarada como verdad de fe definida por el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854. *
Veinticinco años después, el Papa León XIII elevó la fiesta a la máxima categoría litúrgica. La fecha elegida está en relación con el 8 de septiembre, la fiesta de la Natividad de la Virgen. Entre la Inmaculada Concepción y la Natividad se da, por tanto, la misma dependencia que entre la Anunciación del Señor y la Navidad.

*"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."
(Dogma proclamado por el papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus)
San Cirilo de Jerusalén: "Por medio de la Virgen Eva entró la muerte; era necesario que por medio de una virgen, es decir, de la Virgen, viniera la vida..."
San Proclo de Constantinopla: "Ha sido sanada Eva... Por eso le decimos: "Bendita tú entre las mujeres", la sola que has curado el dolor de Eva, la sola que enjugaste las lágrimas de la atribulada...". 


María estaba «desposada con un hombre llamado José» (Lc 1,28). María tenía un proyecto de proporciones humanas. Sin embargo, Dios irrumpe en su vida para presentarle otro proyecto de proporciones divinas.«No temas, María», «Llena de gracia, el Señor está contigo». Nosotros, al igual que ella, necesitamos de esa confianza en Dios.
La Virgen María intercede y quiere que imitando a Jesús digamos que "SÍ" a Dios sin condiciones.Dios en nuestro "SÍ" incondicional nos pide que le entreguemos TODO.


María, dice San Luis María Grignon de Montfort, «es el molde vivo de Dios». Hay dos maneras de hacer una escultura, expone Grignon: una, más ardua, a base de golpes de cincel. La otra, sirviéndose de un molde. Esta segunda es más sencilla. Pero el éxito está en que la materia sea maleable y que el molde dibuje con perfección la imagen. María es el molde perfecto.





Hoy, y cada uno de nuestros días repitamos con María:
"Aquí estoy, hágase en mí según tu palabra"




lunes, 18 de noviembre de 2013

El Año de la Fe ha dejado en Roma momentos inolvidables (como las jornadas y peregrinaciones organizadas a la tumba de San Pedro o innumerables iniciativas de índole cultural o artístico). 
Se vivirá también un momento inédito: la exposición por primera vez de las reliquias de Pedro.
En 1939, durante el papado de Pío XII, se realizaron unas excavaciones arqueológicas en la cripta de la basílica  dejando al descubierto una necrópolis que data de los siglos II y III. La tradición decía que debajo del baldaquino de Bernini había un cementerio donde había sido enterrado San Pedro, pero aún no existía la certeza
Pío XII determinó que siguieran excavando. En 1950, una inscripción en griego que decía: “Pedro está aquí”, llevó al papa a comunicarle al mundo la aparición de la tumba del apóstol.
Pero terminada esta investigación en 1952, la profesora Margarita Guarducci, arqueóloga y experta en epigrafía griega, se encargó de descifrar los grafitos que hay en uno de los muros adyacentes a esa tumba, y halló la inscripción críptica que dice “Pedro, ruega por los cristianos que estamos sepultados junto a tu cuerpo”Al excavar, descubrieron un nicho y en su interior unos huesos.
El análisis de estos restos concluyó el estudio de la siguiente forma: “Los huesos tienen un color rojo provenientes del paño dorado y púrpura en que fue envuelto, también, aparte de tela (púrpura), hay restos de hilos de oro, lo que lleva a pensar que esta sería una persona venerada, posiblemente los huesos se retiraron de la tumba original para «guardarlos» en el nicho y así quedar protegidos, pues el nicho estaba intacto desde Constantino hasta el hallazgo. Estos huesos encontrados pertenecen a la misma persona, un ser robusto, de sexo varón, con avanzada edad (posiblemente 70 años) y del primer siglo”. Fue entonces cuando el papa Pablo VI anunció al mundo que se habían descubierto las reliquias de San Pedro.
El Año de la Fe se acerca a su clausura, ya que el domingo 24 de noviembre, solemnidad de cristo Rey del Universo, el papa Francisco dará por finalizado este año de gracia para la Iglesia católica. La misa de clausura se celebrará en la plaza San Pedro a las 10:30. 
Dos eventos importantes aún quedan por celebrar: la jornada de la vida contemplativa, el día 21 de noviembre; y el encuentro de los catecúmenos el día 23.
Hasta el momento se calcula que 8.086.933 peregrinos han acudido a Roma, en este Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI, y que comenzó el 11 de octubre de 2012, 50° aniversario de la apertura del concilio Vaticano II.

domingo, 13 de octubre de 2013

¿Cómo se sintió la Virgen al presenciar la flagelación de su Hijo?

Imagina por un momento que eres María:

Sabías lo que era una flagelación. Todos lo sabían. Pero ahora era tu Hijo el que la estaba sufriendo. Veías Su cuerpo desgarrado. 

Resulta imposible ver esta tortura, pero Tú no ocultas el rostro. Yo tampoco quiero apartar mis ojos. Quiero que mis ojos a fuerza de mirar se rompan en un mar de lágrimas sinceras; quiero que mi corazón de piedra, a base de sentir su amor, se vuelva un corazón de carne (Ez 11,19; 36,26). Todos deberíamos entrar al patio de la flagelación y contemplar a Jesús sufriente. Tal vez entonces, y solo entonces, comprenderíamos el Amor que el Padre siente para con nosotros.

La flagelación sola hubiera matado a Jesús. Muchos hombres caían exánimes en un charco de su propia sangre. Jesús resistió, porque aún le quedaban las manos y los pies para el destino de la cruz; pero sobre todo, porque aún le quedaba amor y capacidad de sufrimiento para nosotros, los pecadores.

Tú, María, lo sigues camino al Calvario, y cuando ningún otro se queda al pie de la Cruz, allí estás Tú, junto a otras mujeres y Juan, el discípulo amado. Contemplas a tu Hijo diciendo sus últimas palabras y entregándote como Madre de Juan y de todos los hombres.

Quiero pedirte hoy, Madre Santa, que me ayudes a darle mi “sí” al Señor igual que lo hiciste Tú, a contemplar la flagelación, a romper en llanto al comprender cuán grande y verdadero es el Amor que Dios nos profesa; a acompañar a Cristo en el camino a la Cruz, a no abandonarlo, a no negarlo. 
Ayúdame a mirar esos ojos hasta el último suspiro y a acogerte en mi casa igual que hizo Juan; ayúdame a sufrir con paciencia igual que Tú sufriste las primeras persecuciones.


domingo, 29 de septiembre de 2013

San Miguel, San Gabriel y San Rafael Arcángeles


Hoy celebramos la fiesta de los tres Arcángeles que nombra la Sagrada Escritura. La palabra Arcángel proviene de dos palabras. Arc = el principal. Y ángel. O sea "principal entre los ángeles. Arcángel es como un jefe de los ángeles.


                 

San Miguel


Este nombre significa: "¿Quién como Dios? O: "Nadie es como Dios".
A San Miguel lo nombra tres veces la S. Biblia. Primero en el capítulo 12 del libro de Daniel a donde se dice: "Al final de los tiempos aparecerá Miguel, al gran Príncipe que defiende a los hijos del pueblo de Dios. Y entonces los muertos resucitarán. Los que hicieron el bien, para la Vida Eterna, y los que hicieron el mal, para el horror eterno".
En el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis se cuenta lo siguiente: "Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra Satanás y los suyos, que fueron derrotados, y no hubo lugar para ellos en el cielo, y fue arrojada la Serpiente antigua, el diablo, el seductor del mundo. Ay de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo".
En la Carta de San Judas Tadeo se dice: "El Arcángel San Miguel cuando se le enfrentó al diablo le dijo: ‘Que te castigue el Señor’".
Por eso a San Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal.
La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Y él cuando lo invocamos llega a defendernos, con el gran poder que Dios le ha concedido. Muchos creen que él sea el jefe de los ejércitos celestiales.


San Gabriel


Su nombre significa: "Dios es mi protector".
A este Arcángel se le nombra varias veces en la S. Biblia. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta: "Se me apareció Gabriel de parte de Dios y me dijo: dentro de setenta semanas de años (o sea 490 años) aparecerá el Santo de los Santos" (Dan. 9).
Al Arcángel San Gabriel se le confió la misión más alta que jamás se le haya confiado a criatura alguna: anunciar la encarnación del Hijo de Dios. Por eso se le venera mucho desde la antigüedad.
Su carta de presentación cuando se le apareció a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista fue esta: "Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios" (Luc. 1, 19).
San Lucas dice: "Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María, y llegando junto a ella, le dijo: ‘Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo’. Ella se turbó al oír aquel saludo, pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será Hijo del Altísimo y su Reino no tendrá fin’".
San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.


San Rafael


Su nombre significa: "Medicina de Dios".
Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa.
Su interesante historia está narrada en el día 7 de febrero. San Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes.

domingo, 8 de septiembre de 2013

¡¡Feliz cumpleaños a nuestra Capitana!!

Hoy, fiesta del nacimiento de la Virgen María, Estrella de la mañana, como la invoca San Bernardo, quiero poner nombres a la constelación celeste que corona a la Mujer vestida de sol y que tiene a la luna por pedestal, la dispuesta por Dios para ser madre suya. 

María es la Inmaculada, la concebida sin pecado. Dios podía liberar a quien iba a ser madre de su Hijo de toda mancha de pecado, lo quiso y lo realizó. Ella es la sin-pecado. 

María es la colmada de gracia, la amada de Dios; así la llama el ángel Gabriel como nombre propio, y esa identidad configura esencialmente la vida de la Nazarena. 

María es la mujer creyente, la que se fía de Dios; así la saluda su prima Isabel: "Dichosa tu, que has creído". Ella es nuestra madre en la fe. 

María es , que abandona su propio proyecto por el que le revela el Ángel de Dios: "Hágase en mí según tu Palabra". 

María es la madre del Verbo encarnado: "Concebirás en tu vientre y darás a luz un Hijo", el Hijo de Dios. Es la madre de Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero, es también verdadera Madre de Dios. 

María es la contemplativa por excelencia, ella "guardaba todas estas cosas en su corazón". Maestra en acoger la Palabra, meditarla y alumbrarla. 

María es la mujer servicial: "Subió deprisa a la montaña a servir a su prima". Ella se tiene por esclava, servidora del Señor, y de cuantos tengan necesidad de su ayuda. 

María es la mujer agradecida, sensible a los dones recibidos. No se cree con derechos y reconoce a quien es la causa de su privilegio: "Proclama mi alma la grandeza del Señor". 

María es mujer solidaria, sensible, social. La vemos actuar en el marco de una boda de manera comprometida cuando le dice a su Hijo: "No tienen vino". 

María es la mujer fuerte, no se arredra frente a la dificultad. "Junto a la Cruz estaba María, su madre". 

María es la mujer orante; dialogó con el Ángel, acudió al templo con angustia buscando a su Hijo, se reunió con los discípulos a la esperan del don del Espíritu Santo. 

María es la mujer ensalzada, gloriosa, colocada junto a su Hijo en el cielo. 

Por todos estos motivos, a la vez que sentimos inmensa alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños. 

Por el nacimiento de María se enciende nuestra esperanza, el sentido de nuestra peregrinación. Ella, Medianera de todas las gracias, permanece en el desierto como mujer entrañable.